Mientras esperamos para regresar, compartimos juegos con niños y adultos.
Algunos juegan una pachanga de futbol en el campito que tienen habilitado para ello.
Otros prefieren pasear hasta lo màs alto del cerro.
Yo me quedo observando. Sobre todo a los niños, es fascinante ver como se divierten en la nada. Y al verles jugar al balón prisionero, a la comba, a la goma, al pilla pilla, me acuerdo de que eran juegos de mi infancia, que aquí continuan de rabiosa actualidad.
Es inevitable establecer paralelismos entre lo que veo aquí, y nuestra realidad en España. Me cuesta ver grupos de niños jugando por la calle como estos.
Es una pasada, durante toda la jornada no he visto a ningún niño aburrido.
Nos vamos para el Hotel, ducha y a cenar, a seguir compartiendo experiencias del día, y a la cama prontito, mañana todavía nos aguarda una jornada larga,dura, y llena de experiencias intensas.
"Tengo el cuerpo molido...pero el alma llena"
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario